¿porqué no te duele lo mismo que a mí?
¿la humanidad perdida en su deseo,
los ojos que solo ven su rostro?
Hay pozos en el interior de todos
cada vez más oscuros cada día más fríos,
hay sueños, ramitas prematuras
que se queman con el sol adulto
y la vida sigue, no se detiene a mirar.
La calle repleta de inocencia armada
de cascarones rotos a golpes que asoman
muñecas atadas, voces que preguntan por qué...
¿por qué no te duele lo mismo que a mí?
Y mi dios es el puño en el espejo
la noche gritándome: no escuches el guión de esa
risa
ignora las miradas caminándote
porque son disfraces de una tribu lastimada
mi alma viento se divide en rincones olvidados
busca a quien sobreviva su propio vacío,
pero brisas de soledad soldadas a los cuerpos
oxidan las fuentes de sus espíritus
y mi dios es el puño en el espejo
y mi hambre el estómago satisfecho
de un puñado pueblo que se dice potencia
y se abraza a la pobreza de lo innecesario,
pero aunque el mismo vientre nos ha parido
por alguna razón me fue olvidando
por aquel chiste que no llego a oír
por esa vergüenza que no llego a sentir
se sigue riendo se va disfrazando...
por el don sádico de escuchar a los truenos
imagino el corazón de su rugir
y de no cubrir mis oídos me lamento
pero sigo escuchando
mi dios besa el espejo
no quiero ser como la vida que sigue
y niega las sombras perdidas al costado
por eso mi dios triste deshace su reflejo
y su cara sangra de espanto
No hay comentarios:
Publicar un comentario