nunca dejé de sentirme solo
corazón
por eso te soñé
en el interior de aquella flor
en el infierno de esta paranoia
te soñé para no estar solo
y por error
desperté
Lautaro Colautti
Poniéndome en tu piel, en tus zapatos...
traspaso la comprensión.
Al instante que comienzo a abrazar esa vulnerabilidad,
esa simpleza de espíritu, te siento parte de mí.
Tanto te me hundes en la carne
que ya no sé cual es el límite del tu y del yo,
así nace el miedo, el terror de acostumbrarme
a esta unión tan maravillosa
que convenció a la frágil mente
de que ya nada será como al principio;
aún no rocé ni la punta de tus dedos
y ya me encuentro hechizada por completo,
soy otra persona. Y no es amor
es peor que eso:
es alienación de alma, es hurto deseado
y despojo voluntario del orgullo,
es empatía y telepatía desaforada...
sinrazón en estado puro.
A un paso
sólo a uno de la locura
caminamos a cada orilla de una cuerda bailarina
que a cada centímetro cercano al centro
se vuelve más y más fina
pero no hay dudas
ya no importa caer
si igual voy a despertar como siempre
en la fría soledad
consolando a mi sombra comprimida
que me pregunta confundida:
¿habrá soñado lo mismo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario