Hasta hace poco la entrega
era absoluta y obligatoria
la pasión era aire
lo desmedido era cielo
ahora no sé que queda
de esa intrépida fiera
que deshacía los segundos
que degustaba el reloj
de pronto cerrar los ojos
evocar las manos
el lamido del pasado
recorriendo la piel
de pronto lo inesperado
que hacía todo a su antojo
el calor de tu verano
durmiendo los inviernos
extraño ser poseída
por el deseo y la locura:
perdernos en esa lluvia
ardiendo sin defensa
las madrugadas en la cama
abrazados riendo,
la vejez que soñamos
una mañana interminable
el techo, las copas
las risas, el llanto
el beso primogénito
la sangre... el alivio
los árboles cómplices
los dedos que paseaban
el bar y las ratas
los gritos, los autos
es tan triste esta imagen
sentada a oscuras, desvelada,
amarrando lo que haría
planeando lo que no quiero
aceptar encuentros
beber circunstancias
sonreír falsamente
y después la sed
lo peor es carcomerse
por miedo a un no rotundo
es morirse desde aquí
desde el interior del alma
repensar cada paso
temer al tiempo
estremecerse solo
cantar al abismo
este masoquismo platónico
esconde un amor siniestro :
si te tuviera mío
no te aprovecharía
porque simplemente añoro
lo que ya se ha ido
lo que solté en el viento
lo que vendí sin pensar
contradictoria, vana es mi idea
de que también me recuerdas
en este mismo instante
¿de qué sirve?
No estás
pero si volvieras lo probable
es que mi egoísmo te maltrate
como el viejo juguete olvidado
que alguien mas levanta,
y su dueño reclama
con furia desmedida
para luego arrojarlo
otra vez a la nada...
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